domingo, 21 de julio de 2013


En la mesa

Sigilosamente te acercas, no puedo ver tu cara pero siento tu intención. Y siento el contacto con tu cuerpo como dos piezas de rompecabezas, cóncavo y convexo.
Rodeas mi cintura con tus manos mientras cubres mi cuello con tus besos. Me dejo llevar y tomo tus manos, te guío, las poso, me embriago. Siento poderosamente tu cuerpo adosado a mi espalda. Mientras tus fuertes piernas se abren paso entre las mías….suspiro, me encorvo y dejo caer mi cabeza hacia atrás…girando, lentamente busco tus labios y te beso profundamente.
Me tomas de mis caderas, flexionas mi pierna…me alteras toda…completa…plena….me levantas me subes a la mesa, me recuestas y te apoderas de todos mis sentidos…te dejo…me dejo…nos dejamos.
 
 

1 comentario:

Unknown dijo...

El deseo contenido es irrefrenable. Desata pasión irreconocible, lujuria, inclusive expone un ser totalmente distinto al que vemos a diario frente a un espejo y habita en nosotros. Sin embargo hay que ser cauto, pues el cuerpo y el deseo suelen ser traicioneros...