viernes, 15 de febrero de 2008

Cumbres borrascosas (1992)

Anoche la vi por vigésima sexta vez...¿se puede imaginar mayor dolor?...este es mi fragmento favorito del libro...(lástima el doblaje pero aún asi es hermosa)

divagues...

El uso que los demás nos pueden dar, es inversamente proporcional nuestra dignidad...me siento indigna.


Amor-odio; admiración-desprecio...¿cuan cerca están uno de otro?.


Me duele hasta pensarte....¿acaso es saludable?...no lo es.


La osadía de tu descaro desequilibra mi inteligencia y hace tambalear mi sentido común.


¡Hereje! me declaro por no arrepentirme de sentir
¡Politeísta! por tener más de un Dios
¡Idólatra! por adorar a un hombre
¡blasfema! por metirle a mi corazón
¡Condenada! por amar...(dulce condena)

Las dos sombras


Apareció un tibio día de otoño casi imperceptiblemente. Ella pensó que sería una ilusión óptica o un engaño de su mente. Simplemente no le dió importancia.

Con el paso de los días notó que esta crecia y tomaba su propia forma. Su antigua sombra, la que siempre había tenido, se mostraba tal cual era ella. Pero esta nueva sombra, la segunda, era perfecta, perfectas piernas, perfecta cadera, perfectas medidas. Era la sombra perfecta , la que toda mujer quisiera tener.

El transcurso del tiempo la ayudó a aceptar su nueva compañera. Casi permanentemente volteaba a mirarla, la admiraba, le hablaba y reia con ella.

Su vieja sombra permanecia a su lado, a veces triste, a veces cabizbaja, pero no se iba...¿porqué lo haría? ¿acaso ella no era la original, la verdadera? ¿la que realmente la acompañaba desde el principio?

En algunas oportunidades la sombra perfecta desaparecía. Mientras caminaba por la ciudad solía verla detras de alguna otra mujer. Pero al cabo de un tiempo regresba, siempre regresaba, y cuando regresaba ella volvia a obsesionarse con la nueva imagen que veía de si misma.

Pasó el tiempo y ella, que por muchos meses no había visitado a sus amigos, se percató de lo sola que estaba. Miró a su sombra que yacía triste y melancólica a un costado, y , cuando volteó y observó su sombra perfecta, esta se mostraba feliz, radiante, gloriosa.

Entonces lo entendió, lo vió, lo intuyó. Su nueva sombra se alimentaba de ella, la desgastaba, la aislaba...no proyectaba realmente lo que ella era o sentía. Debía librarse pronto de aquella compañía.

Y así fue....simplemente dejó de mirarla, dejó de admirarla, la ignoró...notaba su presencia insistente pero no volteaba, simplemente la fue olvidando...perdiendo...

A veces, mientras camina, la puede ver proyectada en otras personas. Entoncces sonrie, voltea, mira a su sombra de siempre que la muestra tal cual es y vuelve a sonreir...