domingo, 20 de enero de 2008

Adverbios



  • ¿Porqué te espero?

Porque te necesito, porque te deseo, porque te presiento, porque soy y nací para ti...

  • ¿Cómo te espero?

ávida de caricias y llena de amor. Complaciente mujer, amiga fiel, tuya...

  • ¿Dónde te espero?

aquí, allí, en el lugar dónde nuestras almas nuestros cuerpos sean uno...

  • ¿Cuándo te espero?

cuando quieras, cuando puedas , cuando debas...

  • ¿Para qué te espero?

Para amarte (tal cual eres), mimarte, cuidarte, abrazarte y besarte mucho...mucho. Para dejarme amar, mimar, cuidar, abrazar y besar mucho...mucho

  • ¿Cuánto te espero?

el tiempo que haga falta, lo que necesites...¿acaso no lo vales?...mi amor

La escultura

Mariano caminaba por la peatonal de aquella ciudad. Era temporada alta y muchos turistas se encontraban de paso. De pronto la vió, algo le llamó la atención, su rostro de angulaciones muy atractivas, su nariz pequeña y respingada, sus labios perfectamente formados. Se quedó contemplándola varios minutos. Detrás de toda esa pintura dorada no podía dejar de mirarla. Ella, impávida, pétrea, inmóvil, representando excelentemente el papel que se había propuesto.
Mariano regresó al día siguiente y, en la misma vereda la vio.
Se preguntaba:-¿cómo puede la gente pasar ignorando su evidente belleza?- y se quedó mirándola nuevamente.
Así, todos los días durante aquella semana, él volvió a admirar aquella escultura que lo había hechizado.
Quería conocerla, quería oírla, tocarla, verla reír...
Ese sábado, él salió del departamento decidido, llevaba en su bolsillo un mensaje escrito en un papel cuidadosamente doblado...al llegar dónde ella estaba suavemente lo depositó en el recipiente que ella tenía con sus ganancias del día.
El mensaje decía:


"¡¡¡Quiero conocerte!!!
Mariano"
Aquel domingo parecía interminable. Mariano estaba inquieto, nervioso,-¿me responderá? ¿aceptará?- se decía
Al anochecer se dirigió nuevamente a la peatonal, la buscó, se acercó y allí se quedó tan inmóvil como ella, mirándola. De repente, la escultura dejó caer un pequeño papel, movió muy rápida e imperceptiblemente los párpados, miró a Mariano y le guiñó un ojo.¨
Él, entre emocionado y ansioso tomó el papel caído, lo abrió y pudo leer:
"Lunes 21,00 hs
Café de la esquina
Te espero
Lucia"
El encuentro fue natural, hablaron por horas, rieron y pasaron un momento agradable.
La cita se repitió, varias veces....
Mariano ahora camina por la peatonal y se detiene ante la estatua que a veces le regala un fugaz guiño.
Algunos dicen que lo han visto con sus manos manchadas de un extraño dorado y que su sonrisa es más radiante que nunca.
Esta noche, en la peatonal, una estatua ha dejado caer un papel, alguien lo ha recogido y ha leído:
"Mariano
¡¡Te amo!!
Lucia"